Los dispositivos de almacenamiento, al igual que el resto de piezas de nuestro ordenador, son componentes de los cuales podemos medir la velocidad, para conocer realmente si funcionan como deberían. La forma que tenemos de hacer esto con una unidad SSD es realizar una serie de benchmarks que nos permitirán conocer todos los aspectos que tiene dicha unidad, aunque por lo general siempre los solemos hacer para conocer si la velocidad que ofrecen es realmente la que nos indica el vendedor.
Las unidades SSD actuales permiten una gran mejora de velocidad con respecto a los discos HDD, por lo que es normal querer comprobar la mejoría que podemos tener, no únicamente entre el salto de un disco a una unidad en estado sólido, sino también de un SSD con un formato SATA a uno NVMe, por ejemplo.
Los problemas que pueden causar los benchmarks
Una de las cosas más importantes que debemos tener en cuenta es conocer qué es un benchmark, ya que muchas veces puede ser que tratemos de hacer uno sin conocer los problemas que este puede acarrear. Y es que aunque se trata de una práctica realmente segura, debemos saber que es una forma de someter cualquier componente a un estrés considerable, lo que puede reducir su vida útil, haciendo que tarde menos en comenzar a funcionar mal.
Aunque está claro, que en una unidad que está preparada pasa soportar miles de horas, es posible que llegue antes el momento de tener que cambiarla por haberse quedado obsoleta en vez de tener que hacerlo por si se ha roto o ha dejado de funcionar como corresponde. Aun así, siempre está bien conocer los riesgos a los que nos exponemos siempre que realizamos cualquiera de estas pruebas, ya que en productos de marcas fiables no suele haber mucho problema, pero igual si tenemos una unidad de una marca que no ofrece una fiabilidad demasiado alta, entonces si que puede haber problemas, no solo por el benchmark realizado, sino también por el uso en general que le demos.
El consumo de espacio que tiene realizar benchmarks sobre un SSD
En las unidades de almacenamiento, el benchmark se realiza de forma que se almacena una gran cantidad de información y se comprueba el tiempo que tarda en cambiar esa información de lugar, es decir, se generan una gran cantidad de datos y se mueven para conocer la velocidad de lectura y escritura del mismo. Es por ello que debemos tener un mínimo de espacio disponible para hacer la prueba, ya que por lo general este tipo de pruebas suelen requerir aproximadamente 250 GB de espacio libres para poder ejecutarlas.
Es por ello que antes de comenzar con uno de estas pruebas debemos liberar un poco de espacio, ya que puede ser que termine dando error, aunque no es lo más común, pero siempre es mejor ser precavido. De esta forma, debemos tener claro que tampoco es bueno que el disco se llene al completo, aunque tras la prueba podemos recuperar este espacio, si el benchmark ocupa 250 GB de almacenamiento lo mejor es tener mínimo 300 GB disponibles por lo que pueda pasar.
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