
Si trabajamos en entorno compartido con varias personas o si nuestra principal herramienta es un portátil que llevamos siempre encima, debemos hacer todo lo posible para evitar que cualquier persona que tener acceso físico al equipo, tenga acceso a todo su contenido.
A la hora de proteger los datos almacenados en el interior de un equipo informático, podemos utilizar varias herramientas, tanto nativas del propio equipo, como las que nos ofrezca el sistema operativo.
¿Merece la pena utilizar una contraseña en la BIOS?
Cuantas más barreras le pongamos a los amigos de lo ajeno, más pronto perderán el interés por acceder a su contenido además de poner más impedimentos para que lo puedan vender de segunda mano, especialmente si añadimos una contraseña a la BIOS. De esta forma, aunque se reemplace el disco duro, la contraseña de la BIOS seguirá estando presente, dificultando así su salida en el mercado.
Al añadir una contraseña a la BIOS, también estamos impidiendo de cualquier persona pueda acceder sin nuestro permiso a la configuración del equipo y modificar parámetros que puedan llevar al traste el funcionamiento de nuestro equipo, cambiar las unidades de arranque para iniciar un pendrive con una distro Linux para acceder a los archivos de Windows saltándose las medidas de seguridad del sistema operativo de Microsoft.

Si no queremos crear una contraseña para proteger el acceso a la BIOS, pero no queremos que nadie acceda a nuestros archivos utilizando un sistema de arranque Linux, debemos cifrar el disco duro. De esta forma, aunque el equipo inicie con Linux, nunca se podrá acceder a los datos almacenados en la unidad principal sin conocer la contraseña de cifrado que hemos utilizado. Es importante no perderla ya que, de lo contrario, nosotros tampoco vamos a poder acceder a su contenido.
Cuando ciframos el disco duro, ciframos el disco duro como dispositivos que funciona de forma independiente, es decir, que este no depende de la placa base a la que está conectada, por lo que, si se extrae de un PC y se conecta a otro, los datos seguirán estando protegidos con una clave. Si la versión de Windows de nuestro equipo es Pro, podemos utilizar BitLocker, una herramienta nativa de estas versiones de Windows para cifrar unidades de almacenamiento tanto internas como externas.

Limitarse a confiar en el sistema de cuentas de usuario de Windows es un grave error, aunque utilicemos la contraseña más larga y compleja del mundo. Esto se debe a que el mercado podemos encontrar herramientas que se ejecutan en un pendrive como si fuera un sistema operativo y que permiten eliminar la contraseña de acceso de todos los usuarios de un equipo. Al eliminarla, la próxima vez que queramos acceder a nuestro PC, el equipo no pedirá la correspondiente contraseña por lo que existe no hay ningún impedimento para que accedan a todo el contenido.
El problema de utilizar una contraseña en la BIOS es lo fácil que es eliminarla de la placa base. Tan solo es necesario retirar la pila CMOS o hacer un reset de la BIOS para que el equipo cargue los valores predeterminados y elimine la contraseña de acceso. Tradicionalmente esto siempre ha sido así, aunque no tenga ninguna lógica. Afortunadamente, las placas base más modernas incluyen otros métodos mucho más seguros para evitar que eliminar la contraseña de la BIOS sea un proceso tan sencillo.
¿Cuál es la mejor forma de proteger un PC?
Si no quieres que ninguna persona que tenga acceso físico a tu PC pueda acceder a los datos que almacenas, la forma de proteger tu equipo es utilizando las siguientes opciones:
- Añadir una contraseña a la BIOS.
- Utilizar el sistema de control de usuarios con contraseña de Windows.
- Cifrar el contenido del disco duro.
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