Un fallo en el chipset provocó que los portátiles con procesador Intel se volvieran tostadoras

Los problemas de temperatura de los procesadores Intel Core son de sobra conocidos por todos. Pero, lo que seguramente no sabías es que entre 2015 y 2018 se dieron graves problemas de funcionamiento en los chipsets de Intel. Concretamente, se dieron importantes problemas de sobre temperatura que generaban en los chipsets, provocando diferentes problemas en los ordenadores portátiles afectados.

El chipset, también denominado Southbridge, es imprescindible en cualquier sistema. Se encarga de la gestión de la conectividad, como son los puertos USB, los puertos SATA o la conectividad Ethernet. Adicionalmente, pueden contar con capacidades de overclocking o gestión de volúmenes RAID.

Podemos decir que son chips de control bastante sencillos y eficientes que, en muchos casos, solamente requieren disipadores pasivos. Esto no quita que, por defectos de fabricación o diseño, puedan llegar a generar importantes problemas.

Grave problema de los chipset Intel

Aunque asociamos el chipet a la placa base, los ordenadores portátiles también integran este elemento. Suelen ser bastante más sencillos en características que los integrados en las placas base destinadas a sistemas gaming.

Intel entre 2015 y 2018 sufrió graves problemas con sus chipsets destinados a ordenadores portátiles. Un defecto en el proceso de fabricación género que estos funcionarán de manera incorrecta. Debido a este defecto, el Southbridge se terminaba calentando más de lo debido. Si en un ordenador de sobremesa ya es un problema, en un portátil donde todo está más compactado, el problema es aún más grave.

Debes saber que fueron un total de cuatro modelos los afectados por el fallo en el diseño de Intel. Concretamente, los modelos fueron los siguientes:

• Dell XPS 13
• HP Spectre x360
• Lenovo ThinkPad X1 Carbon
• Microsoft Surface Laptop

Estos ordenadores portátiles se vieron afectados por diferentes problemas de funcionamiento graves. Como primer problema, un exceso de temperatura en el chipset que terminaba generando un problema térmico en el sistema.

Debido al exceso de temperatura y como medida de protección, el sistema reducía su rendimiento para protegerse ante la temperatura elevada. Como consecuencia de las elevadas temperaturas, se daban reinicios totalmente aleatorios. Finalmente, se daban constantes pantallazos azules de la muerte (BSOD).

Como no era un problema de un fabricante, sino generalizado, rápidamente se detectó el origen del problema: los chipset de Intel. Ante esta situación, la compañía no tenía margen de maniobra y simplemente, se ofreció a solucionar el problema a los afectados.

Para evitar que se replicará este problema en el futuro, la compañía hizo modificaciones en el proceso de fabricación de los chipsets. La compañía ha implementado mejoras en los procesos de desarrollo, fabricación y verificación de estos componentes. Algo que no quita que, en un futuro, se pueda volver a repetir este defecto.

Obviamente, este problema tuvo un gran impacto económico en la compañía, ya que tuvo que reparar decenas de miles de ordenadores portátiles. Además, genero un problema reputacional a Intel y sus clientes, que sufrieron una fuga considerable de clientes.

Que sepamos, algo así con los chipsets de Intel nunca ha vuelto a suceder desde entonces, lo cual significa que los nuevos protocolos de la compañía son efectos. Esto no quita que se puedan dar otros problemas en el futuro.

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