Actualmente, nadie adquiere un ordenador, sea de sobremesa o portátil, que no tenga como unidad de almacenamiento principal un SSD. Pese a todas sus bondades y grandes capacidades, presentan varios problemas que se deben tener en cuenta. Uno de los principales problemas viene dado con los bloques defectuosos, algo que puede generar perdida de información y que se puede dar en estos casos.
Las unidades SSD se dividen en bloques o celdas, los cuales se van desgastando y se terminan dañando. Esto es un proceso normal, contando con celdas extra todas las unidades para suplir estos espacios que se han quedado dañados irremediablemente.
Existen dos situaciones que pueden generar bloques o celdas dañados. La primera situación es durante el proceso de fabricación de los chips de memoria. Además, estas se pueden dañar durante el normal uso de la unidad de almacenamiento.
Situaciones que pueden dañar las celdas del SSD irremediablemente
Todas las unidades SSD del mercado tienen una tabla de bloques defectuosos (BBT). Vendría a ser una ‘lista negra’ con todas las celdas o bloques que no funcionan correctamente. Guarda la posición de los mismos y así, evita mandar información ahí que se pueda perder.
Antes de realizar un proceso de escritura, se consulta esta lista BBT, para evitar guardar información en ellas. Se busca garantizar la seguridad de los datos del usuario.
La lista se almacena en una sección independiente resistente a problemas. El controlador tiene la tarea de almacenar una copia de seguridad de la lista, por si fuera necesario restaurarla ante cualquier incidencia.
Como el problema del desgaste de los bloques es conocido, los fabricantes «agregan» una cantidad de memoria reservada. Esta cantidad de memoria adicional se reserva exclusivamente para suplir las celdas dañadas. La controladora conoce la celda dañada y habilita una celda nueva, copiando la información almacenada para evitar que se pierda.
Debes saber que hay dos situaciones que pueden dañar un bloque o acelerar su degradación. La primera es sufrir golpes o fuertes vibraciones. Aunque estas unidades no tienen partes móviles y son más resistentes a estas circunstancias, no son inmunes. Si la caída es grande o la vibración es extrema, podría dañar parte o la totalidad de la unidad.
Un suceso que puede acelerar el desgaste de la unidad es, curiosamente, el poco espacio en la unidad de almacenamiento. Algo que parece inofensivo, puede suponer un estrés para el SSD y generar daños en las celdas. No es algo especialmente habitual, pero debes tenerlo en consideración.
Ten en cuenta que la cantidad de bloques reemplazables es finito. Una vez se llegue al límite, las celdas no se «regenerarán», por así decirlo, y no encaminamos a la degradación de la unidad. Si se hace un uso razonable y «normal» de la unidad, los problemas pueden tardar hasta una década en aparecer.
Los síntomas de degradación de la unidad son bastante evidentes. Notaremos que el sistema operativo tarda más en cargar de lo normal y los tiempos de transferencia aumentan. También podemos experimentar problemas al cargar archivos o dilación excesiva en el tiempo de inicio de las aplicaciones.
Ante cualquiera de estos sucesos o, simplemente, por las dudas, debemos hacer una copia de seguridad. Luego podemos usar herramientas como SSD Fresh para ver el estado de salud del SSD. Si nos indicará que hay riesgo o algún problema, simplemente debemos cambiar la unidad de almacenamiento.
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