Las placas base actuales incluyen una gran cantidad de mejoras frente a aquellas que podíamos encontrar hace años, una de estas mejoras son los disipadores incorporados para las memorias SSD. Pero siempre podemos tener la duda de si merece la pena mantener los que vienen de fábrica integrados en la placa, o si es mejor cambiar el disipador que utilicemos para nuestros discos SSD por otros que pueden llegar a ser mejores.
Al igual que todos los componentes que consumen una gran cantidad de energía dentro de nuestro PC, las memorias SSD también necesitan refrigeración para evitar que su durabilidad se vea disminuida, ya que al final también pueden llegar a temperaturas extremadamente altas. Es por ello que los fabricantes de placas base han ido incorporando cada vez con más frecuencia disipadores en la placa base, que nos permiten quitarnos el problema de pensar en comprar uno específico para cada disco que utilicemos.
¿Qué es un disipador para SSD?
Es posible que si tenéis un ordenador extremadamente viejo, o un portátil, no conozcáis que es un disipador para SSD, ya que no todas las placas base los incorporan, y muchas veces tampoco se suele tener en cuenta que pueda ser necesario. Pero de forma resumida, este componente es igual que el que podemos encontrar en nuestra tarjeta gráfica e incluso el que tiene nuestro procesador y que permite reducir las temperaturas a las que opera nuestro disco.
Cabe destacar, que hay varios tipos, al igual que en el resto de los componentes, de este tipo de disipadores, ya que por lo general los que vienen incluidos en la placa base son pasivos, es decir, que no necesitan un ventilador para refrigerar. Pero también los hay que incorporan ventiladores para favorecer que la temperatura en la que opera el disco sea todavía más baja, aunque por lo general no se suelen utilizar porque ocupan una gran cantidad de espacio y no ofrecen una mejora lo suficientemente grande como para que salga rentable.
Entonces, ¿merece la pena cambiar este componente?
Llegados a este punto, sabiendo qué es un disipador para SSD, ya podemos decidir si merece la pena llegar a cambiar este componente o no, ya que al igual que el resto de piezas de nuestro ordenador, es normal que decidamos hacer una mejora. Y es que realmente, los disipadores que incorporan de fábrica todos los productos que compramos no están realmente especializados para actuar de la forma más óptima posible, ya que al final es como cuando compramos un procesador, podemos utilizar el que nos ofrece de base, pero por lo general suele ser mejor cambiarlo por uno mejor, como pueden ser las refrigeraciones líquidas AIO.
Es por esto, que podemos decir que si la memoria que utilizáis es extremadamente potente, es posible que sea necesario cambiar el disipador de fábrica que incluye la placa base por uno especializado, ya que siempre funcionará mejor y en general, ofrecerá unas características superiores al que tenéis. Pero tened cuidado, que si no habéis instalado nunca un disipador de este estilo, es posible que quitéis sin querer el thermal pad, es por ello que debéis tener siempre cuidado y retirar únicamente el plástico que este incluye.
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