Desde hace casi una década se han consolidado como los Oscars de los videojuegos y como ocurre en los premios del cine, siempre hay quien no está de acuerdo con los nombres que se nominan para optar al galardón más codiciado que es, como podéis imaginar, el reconocimiento al mejor juego del año. Y tras ver la lista de los nombres que podrán optar se ha montado un pequeño lío que lo mismo no sabes a qué se debe.
En el mundo del cine que no nominen a una película que te gusta mucho puede molestarte y pensar que se trata de una injusticia, pero cuando hablamos de videojuegos, de segueros y nintenderos, de xboxers y sonyers e incluso peceros, los sentimientos están a flor de piel y los bandos están dispuestos a llegar hasta las últimas consecuencias por hacer valer los títulos de la bancada en la que militan. Y Microsoft, o mejor dicho Xbox, ha sido en este caso un pelín maltratada.
Un GRAN ausente
Y es que cuando ayer, a eso de las 18:30h. de la tarde, aparecían los nombres de los nominados a mejor título del año, hay quien no pudo evitar pensar en la importante influencia que tienen algunas compañías sobre otras, que habían logrado colocar sus juegos por encima de los de Microsoft. Concretamente Starfield, que se convirtió en el gran ausente. En el que todo el mundo esperaba que al menios llegara a la fase final. Y cuando hablamos de influencia… que se lo digan a Sony con su Spider-Man 2 o a Nintendo con The Legend of Zelda Tears of the Kingdom y Super Mario Bros. Wonder.
El cuarto en discordia es un remake, Resident Evil 4, y luego están los que de verdad pueden optar al galardón de mejor título del año 2023, como son Alan Wake 2 y Baldur’s Gate 3, que es el gran favorito de todo el mundo, por muchas razones, pero sobre todo la de mayor peso es no estar ahí para cumplir con ningún cupo publicitario.
Y es que en el caso de Spider-Man 2, es obvio que el poder de Sony y sus exclusivos es importante ya que a todos se nos ocurren varios juegos que este año han dado la campanada con un nivel de calidad mayor, como es el caso del sensacional Hogwarts Legacy o el mismísimo Diablo IV, al que nos cuesta a muchos pensar que se le puede obviar de unos premios así de la manera en la que lo han hecho.
¿La magia de Nintendo?
Especialmente llamativo es el caso de los dos juegos nominados de Nintendo. Super Mario Bros. Wonder resulta curioso que le lleguen a considerarlo como el mejor del año cuando estamos ante la enésima ocasión en la que los japoneses explotan su vieja idea, puesta en marcha en Famicon hace ahora 40 años. Una evolución, muy vistosa, pero que sigue oliendo a lo mismo y que desde luego no merece tener la opción de ser considerado lo mejor de 2023.
Y en el caso de The Legend of Zelda Tears of the Kingdom tres cuartar partes de lo mismo porque ya ganó Breath of the Wild el premio en 2017 y fue él el que innovó y el que revolucionó la saga. Este segundo no deja de ser un añadido más, una dspecie de DLC gigante con mecánicas muy originales, pero dentro de un mapa que todos ya habíamos visto de sobra.
¿Quién nos gustaría que ganara para hacer justicia de verdad? Primero Baldur’s Gate 3 y si no puede ser, Alan Wake 2. Lo demás sería una auténtica…
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