¿Sabías que realmente todos los procesadores funcionan a esta frecuencia?

Actualmente, cuando hablamos de procesadores hablamos de dos tipos de frecuencias distintas. Las frecuencias base y las Boost, realmente, NO SON REALES. Todos los procesadores del mercado, ya sean de Intel o AMD, trabajan a 100 MHz, pero entonces, ¿cómo llegan a esas elevadísimas frecuencias?

Lo primero que debemos entender, de manera sencilla, es el significado de frecuencia en un procesador. Cuando hablamos de frecuencia nos referimos a la cantidad de operaciones que puede realizar en un ciclo de reloj. Debes saber que, cuando se habla de ciclo de reloj, estamos hablando de 1 segundo.

Vamos a tratar de ponerlo más claro. Si un procesador trabaja a 4.0 GHz, esto se traduce en que trabaja a 4.000.000.000 Hz. Quiere decir, de una manera muy simplificada, que el procesador puede realizar 4 millones de operaciones en un segundo, algo brutal.

El «truco» de la frecuencia de nuestro procesador

Para entender este parametro, debemos remontarnos a las primeras CPU. Estas inicialmente no eran tan rápidas, con frecuencias operativas bajas iguales al bus del sistema. Gracias al desarrollo, este parametro fue subiendo y superando ampliamente la frecuencia del bus del sistema.

Aunque no lo creas, la frecuencia de bus del sistema sigue siendo de 100 MHz y nada puede ir más rápido. Si esto sucediera, podrían aparecer un sin fin de problemas.

Claro, en este momento estas confundido, ya que cuando hablamos de un procesador comercial hablamos que trabaja a «x» GHz o las tarjetas gráficas a «y» MHz. Pues bien, para «arreglar» el desfase se introdujo el parametro del multiplicador. 

Lo que se hace es que la frecuencia de los componentes aumenta mediante una relación establecida. Se introduce el factor de multiplicación de frecuencia para no depender del bus de datos.

Dicho factor no es más que la descomposición de la frecuencia de trabajo total en ciclos pequeños. Si el multiplicador es de 40, quiere decir que el procesador trabaja a 4.0 GHz y que puede realizar 4 millones de operaciones por segundo. Realmente lo que se hace el procesador 40 ciclos más pequeños que se «suman».

Ahora es posible que pienses, ¿por qué no aumenta la frecuencia del bus del sistema? Pues bien, pasar de los 100 MHz es un gran problema que genera mucha inestabilidad y problemas. Se puede modificar, pero normalmente no sale bien.

Entonces, ¿qué pasa con el overclocking?

Cuando hablamos de overclocking o aumento de la frecuencia del procesador y/o tarjeta gráfica, lo que se manipula es el multiplicarlo. Modificarlo es extremadamente sencillo y no da ningún problema. Si no pasamos al modificarlo, nos aparee un pantallazo azul y los valores son reestablecidos por la placa base sin hacer nada.

Pero, jugar con la frecuencia del bus de sistema es muchísimo más complejo. Debemos tener en cuenta que modificar este parametro en tan solo 1 MHz, llevándolo a los 101 MHz afecta a todos los componentes. Estamos modificando la frecuencia de trabajo, también del SSD, el chipset o los puertos USB.

Esto puede llevar a un mal funcionamiento del sistema o que no se encienda. Habitualmente, modificar este parametro supone no poder ni entrar en la placa base. Seguramente, en este punto por tu cara corran gotas de sudor del tamaño de un puño. Llegando a este punto hay que reiniciar la BIOS de la placa base, algo que no es complicado, pero no apto para todos.

Destacar que muchos procesadores sin compatibilidad con el overclocking, quiere decir, que no podemos modificar el multiplicador. Si que podemos modificar la frecuencia del bus del sistema, aunque no es recomendable.

Tanto es así que Intel en los Core 13a Gen ha bloqueado este parametro para evitar problemas. Así que solo los Core-K y Core-KF permiten el overclocking actualmente. Esto evita daños en el sistema y otros problemas de tocar parámetros que no se deberían modificar.

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