¿Sabías que el primer portátil pesaba 11 Kg y no tenía batería?

En la actualidad asociamos la palabra portátil a un dispositivo que podemos llevar de un lado a otro de forma cómoda, pero no siempre fue así, sobre todo con el primer ordenador portátil, el Osborne 1, puesto que pesaba 11,1 kilogramos y encima no tenía batería, necesitaba estar enchufado todo el tiempo. Hay sobremesas a día de hoy que pesan menos, ¿verdad?

¿Cómo era el Osborne 1?

Se lanzó en 1981 y de forma rápida, podríamos catalogarlo como un ordenador normal pero que incluía una pequeña pantalla y se podía plegar en un maletín para su transporte gracias a un asa. No tenía mucho más, ya que como comentábamos ni siquiera tenía batería y tenía que estar conectado a la red eléctrica, por tanto, su única función era poder cambiarlo de casa sin necesidad de enchufar y desenchufar mil cables.

Poseía también dos ranuras para disquetes, algo que nos parece muy llamativo tratándose de un «portatil», ¿no? De todas formas, la compañía nos lo vendía muy bien, decía que era el primer ordenador que podía llevarse debajo del asiento de un avión. Y razón no les faltaba la verdad.

Su precio en ese momento era de 1.795 dólares. Algo caro a día de hoy, imagínate en la década de los 80. No era un producto para todos los bolsillos, sino más destinado a grandes empresarios. Eso sí, venia incluido el software más potente del mercado, así como un paquete de los mejores programas del momento.

No era para nada el mejor ordenador de esa fecha, los había más rápidos, mejores, con pantallas mucho mayores y de más calidad y todo ello por menos precio. Sin embargo, la apuesta de marketing que hicieron les salió bien y el Osborne 1 fue uno de los ordenadores más vendidos de esos años. Llegó a vender 10.000 unidades mensuales, teniendo hasta problemas para abastecer la demanda.

Pero todo esto que les había salido bien lo estropearon con la misma estrategia que les había funcionado, la publicidad. Anunciaron un nuevo modelo mucho mejor, con una pantalla más grande, más ligero, más barato, etc. Esto hizo que todo el mundo que se lo iba a comprar esperase a que saliese el nuevo, el cual su proyecto no estaba aún más que en el papel. Por tanto, perdieron millones que no consiguieron recuperar, y otras empresas les adelantaron sin que se dieran cuenta.

Aun así, el Osborne 1 consiguió atraer a miles de usuarios que luego buscaban un producto similar, lo que aceleró la investigación y el desarrollo de mejores portátiles hasta la actualidad donde muchos de ellos pesan menos de 1 kilogramo y tienen duraciones de batería de hasta 12 horas. Quién lo iba a pensar en 1981 después de ver aquel primer modelo.

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